Cássio Murilo Días da Silva, Metodología de exegese bíblica – Versão 2.0, Paulinas, São Paulo 2022, 600 pp. ISBN 978-65-5808-166-1

El hecho de que la formulación de una pregunta sea simple no quiere decir que la respuesta también lo sea. Esto ocurre con la pregunta ante la cual los lectores de la Biblia de todas las generaciones se enfrentan antes o después: ¿cómo hay que leer la Escritura? ¿Cuáles son las cosas que se debieran tener presentes al abordar un texto escrito en contextos histórico-culturales lejanos, pero a la vez considerado como sagrado y que como tal ha sido interpretado a través de los siglos hasta el día de hoy?

La dificultad de la respuesta ha hecho que, a lo largo de toda la tradición judeocristiana, hayan surgido en el seno de las comunidades maestros encargados de reconocer, adquirir y enseñar las competencias necesarias para poder llevar a cabo una exégesis. Estos hombres y mujeres han asumido la tarea de explicar paso a paso el camino a quien quiera adentrarse en el diálogo con Dios a través de su Palabra puesta por escrito. Cássio Murilo Días da Silva forma parte de esta centenaria historia hermenéutica y ha querido poner a disposición su experiencia en este ámbito.

La presente Metodología es una reescritura del manual publicado en Brasil el año 2000. Más allá del éxito que tuvo aquella primera versión, el mismo da Silva explica que esta reelaboración refleja “principalmente a evolução acadêmica do autor” (11). En efecto, en el contexto científico, cualquier metodología amerita una actualización después de veinte años. Sin embargo, esta nueva versión busca algo más: el A. se esfuerza en transmitir lo aprendido a lo largo de la investigación doctoral y de las dos décadas de ejercicio docente que transcurren entre la primera y la segunda versión. Esto explica el estilo asumido en el manual: los capítulos son esquemáticos –en el buen sentido del término–, pensados como clases para ser impartidas y/o seguidas, y acompañadas de consejos que dan testimonio de su experiencia académica.

La obra está dividida en 18 capítulos, escritos con un estilo más bien informal. No obstante, el hecho de que la especificidad de los capítulos permite que se lean de manera aislada, el itinerario propuesto por el profesor Silva está concebido como un continuum. Desde el inicio se aprecia que la prioridad es la de animar al estudiante a tomar contacto con el texto bíblico en su materialidad. Así, cada uno de los capítulos del libro responde en cierto sentido a uno de los pasos que supone el contacto empírico con la Biblia: una vez hecha la invitación a leer la Biblia (cap. 1), se explica cómo se da el contacto con el texto en lengua original (cap. 2), cómo se delimita una unidad literaria (cap. 3), cómo se trabaja con las ediciones críticas (cap. 4) y cómo se hace la crítica textual (cap. 5).

El manual continúa con capítulos que tratan sobre el trabajo con el texto mismo. En efecto, “é importante conhocer bem o texto em si mesmo antes de aplicar-lhe informações extratestuais” (149). De esta manera, la segmentación del texto (cap. 6), la identificación de su estructura literaria (cap. 7), el análisis léxico (cap. 8), el análisis morfosintáctico (aunque el título del capítulo es “Análise sintatica”, incluye de hecho elementos morfológicos, cap. 9), y el análisis estilístico (cap. 10) pasan a ser los pasos naturales de este método exegético. Un análisis de este tipo lleva a constatar fácilmente repeticiones, fracturas o elementos extraños al flujo textual, lo cual representa el inicio de la Literarkritik o, como prefiere llamarla el profesor Silva, “Crítica da constitução do texto” (cap. 11).

El análisis comparativo de la unidad textual lleva a la discusión sobre la crítica de los géneros literarios o crítica de las formas (cap. 12). Este ámbito de la exégesis bíblica ha sido particularmente fecundo en el estudio de la cuestión sinóptica, por lo que, en el horizonte práctico de este manual, se incluye un capítulo en el que se exponen los pasos para el análisis de las semejanzas y diferencias de un pasaje de triple tradición (cap. 13). Desde un enfoque más conceptual o temático, que ciertamente requiere un bagaje cultural previo, el paso siguiente es identificar los motivos literarios que subyacen al texto en cuestión según los métodos de la “crítica de la tradición” (cap. 14).

Las opciones textuales identificadas en los pasos previos sirven como evidencia de una cierta intencionalidad, tal como ha sido planteado por los autores de la “crítica de la redacción”. En esa línea, el profesor Silva dedica dos capítulos para relacionar los elementos presentes en la unidad con la “coêrencia do conjunto, no qual o autor apresenta e defende suas posições teológicas” (393). Esto se estudia a través del análisis de expresiones presentes en el texto que denotarían el proyecto del autor (cap. 15) y de la ubicación de la unidad en un contexto bíblico-literario más amplio (cap. 16).

Tras un capítulo dedicado al análisis de la poética bíblica en hebreo (cap. 17), el manual finaliza con una especie de testimonio: algunos pasajes de la tesis doctoral del profesor da Silva, los cuales sirven como ejemplo de los pasos llevados a cabo a lo largo de su investigación (cap. 18). Esto último permite contextualizar la propuesta metodológica que se termina de presentar. A lo largo de las páginas de su manual, el A. ha expuesto de manera práctica lo que constituye quizás el principio hermenéutico más evidente de la exégesis científica llevada a cabo en los últimos 150 años: los estudios bíblicos son a la vez estudios lingüístico-literarios. Esta opción ha sido asumida por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma, lugar donde Silva realizó su doctorado bajo la guía del argentino Horacio Simián-Yofre (1936-), que en el ámbito de la lengua española es uno de los más ha cultivado la relación entre exégesis bíblica y ciencias del lenguaje, junto con un buen número de biblistas formándose en la escuela del gran filólogo, hermeneuta y crítico literario español Luis Alonso Schökel (1920-1998).

El propio da Silva está convencido de que “a Bíblia é e sempre será uma obra literária, e come obra literária ela deve ser lida, estudiada, respeitada. Ter uma postura assim diante dela em hipótese alguna é desvalorizá-la; antes, é recolocá-la em seu devido e precioso lugar e, desse modo, revalorizar o que nela hé de inspirado” (22). De esta manera, su manual responde a la gran conquista de la interpretación bíblica católica del siglo pasado: la aceptación de los hagiógrafos como verdaderos autores y, por lo tanto, la legitimidad del uso de métodos histórico-literarios por parte de la exégesis para identificar la intención del autor (cf. Dei Verbum 11-12).

En esa línea, el profesor Silva explica que ha dado una prioridad metodológica a una lectura sincrónica del texto bíblico (29-30). Esto responde en cierto sentido al estructuralismo epistemológico que subyace a la fundación de las ciencias del lenguaje en la modernidad. Este paso forma parte de un método hermenéutico más amplio, que posteriormente integra también perspectivas diacrónicas. Podemos decir, entonces, que el contexto epistemológico de formación de este manual se retrotrae al encuentro entre el estudio de la Biblia con un horizonte eclesial y estudio del lenguaje tal como este se desarrolló a lo largo del siglo xx.

Por la misma opción metodológica asumida, el manual deja de lado perspectivas más recientes sobre temas tales como traducción, crítica textual y análisis contextual de las tradiciones bíblicas. En efecto, los progresos realizados en las últimas décadas en disciplinas tales como traductología, lingüística del texto y análisis del discurso no son consideradas.

En el prólogo, el mismo A. advierte que va a evitar entrar en las discusiones teóricas que están a la base del método exegético propuesto. Sin embargo, con ello se corre el riesgo de presentar de manera simplificada temas que son más bien complejos, tal como podría ser la elaboración de una interpretación basada en un texto sobre el que el mismo método ha propuesto “enmiendas” que de por sí son ya una interpretación. La ausencia de discusión sobre los fundamentos del método se habría podido subsanar con la inclusión de una bibliografía; esta serviría tanto para respaldar las opciones del manual como para dar cuentas de otros posibles procedimientos técnicos. Dicho insumo habría sido útil tanto para los estudiantes con deseo de profundizar como para los docentes que ya cuentan con bagaje en el campo.

El contexto epistemológico apenas descrito conlleva también otro punto ciego sobre el cual vale la pena advertir: este manual no cuenta con una discusión sobre hermenéutica teológica. En el marco de la enseñanza de la interpretación de la Sagrada Escritura, surge tarde o temprano la pregunta acerca de la necesidad de un manual de exégesis específicamente bíblica. ¿No bastaría recurrir a los diccionarios de estilo y figuras retóricas disponibles en las bibliotecas dedicadas a la literatura de la Antigüedad? La pregunta no es solo práctica; tiene que ver con las características de un texto que no solo se puede describir en un plano material, sino también en un plano teológico. El capítulo inicial comienza con la distinción entre exégesis y teología, insinuando que esta última no forma parte del horizonte de trabajo. Sin embargo, varios pasajes del libro –como el de la discusión sobre el canon (410-413), por ejemplo– dan cuenta de que tal escisión es problemática, ya que los pasos metodológicos suscitan preguntas que sobrepasan el planteamiento literario. La relación entre exégesis y teología no es abordada expresamente, quedando sin respuesta la pregunta de si acaso tal relación forma parte o no del método de interpretación bíblica.

Se entiende que esta Metodología no pretenda embarcarse en una reflexión sobre los fundamentos hermenéutico-teológicos de la exégesis. Su valor radica, en cambio, en ofrecer un valioso instrumento para la docencia bíblica. Cada capítulo cuenta con abundantes ejemplos tanto del AT como del NT de los diferentes pasos que supone el análisis textual. Además, el profesor Silva optó por tomar constantemente como ejemplo un mismo texto bíblico –el de la tempestad calmada según Mc 4,35-41– y aplicar detalladamente cada paso metodológico a la interpretación de dicho pasaje. Cosa que difícilmente se encuentra en los comentarios o en los artículos científicos, que ofrecen más bien el fruto del trabajo del exégeta. Por eso mismo, Metodología de exegese bíblica – Versão 2.0 constituye una gran ayuda tanto para profesores como para estudiantes.

Se agradece la generosidad del profesor da Silva que pone a nuestra disposición su experiencia docente para que las nuevas generaciones puedan continuar con el complejo trabajo de aprender y enseñar cómo interpretar las Escrituras.

Ignacio Pizarro M.

Pontificia Universidad Gregoriana, Roma

ignaciopizarromunoz@gmail.com