D. J. A. Clines (ed.), The Dictionary of Classical Hebrew Revised. Vol. I a, Sheffield Phoenix Press, Sheffield 2018, 764 pp. ISBN 978-1-909697-37-9.
La monumental obra que aquí presentamos es resultado de un proyecto ambicioso e innovador, que pretende ofrecer una herramienta para el estudio del hebreo clásico que resulte amigable para los y las usuarias, sean investigadores avanzados o novatos. La prolífica carrera académica del editor merece dedicar un primer momento de esta reseña a una presentación de algunos trazos de su trayectoria.
David John Alfred Clines (†2022) desplegó su vida profesional ligada al Departamento Interdisciplinario de Estudios Bíblicos de la Universidad de Sheffield. Sus intereses de investigación se distribuyeron especialmente en cuatro ramas. En primer lugar, la expansión de diversas metodologías para el estudio de los textos bíblicos, enfatizando particularmente la importancia de los procedimientos literarios en la forma final del texto. En este sentido, compiló una colección de 50 artículos propios en dos volúmenes bajo el título On the Way to the Postmodern: Old Testament Essays, 1967-1998.
En segundo lugar, Clines se dedicó al comentario de algunos libros de la Biblia Hebrea, entre los que resaltan The Theme of Pentateuch (1978; 1997), un comentario a Esdras, Nehemías y Ester (New Century Bible, 1984), y un comentario al libro de Job editado en 3 volúmenes en la colección World Biblical Commentary (1989; 2006; 2011).
En tercer lugar, su compromiso con el feminismo le hizo indagar y exponer los modos de construcción de las masculinidades en la Biblia, incluida la del mismo Dios. De reciente aparición es una recopilación de diez artículos suyos sobre esta temática, bajo el título Play the Man! The Masculine Imperative in the Bible (2023).
Por último, una de sus mayores preocupaciones fue el estudio del hebreo. Su formación en lenguas y estudios orientales se vio reflejada en una gran cantidad de artículos en los que abordaba distintas problemáticas de lexicografía hebrea que, sin duda, prepararon el camino a los dos diccionarios editados por Clines. En efecto, la coronación de esta dedicación constante a cuestiones lingüísticas está representada en dos obras monumentales a las que dedicó al menos los últimos 30 años de su vida: The Dictionary of Classical Hebrew (DCH), de 9 volúmenes editados entre 1993 y 2011, y la nueva versión de esta obra, que aquí presentamos.
El trabajo académico del A. no se limitó a la publicación de sus propias investigaciones, sino que se desplegó también en la labor de edición. En 1976, junto con Philip Davies y David Gunn, fundó Journal for the Study of the Old Testament, la primera publicación periódica de investigaciones dedicada al AT en lengua inglesa. A partir de esta prestigiosa revista nació la Sheffield Academic Press, de la cual fue editor y director entre 1976 y 2001. En 2004 fundó, junto con J. Cheryl Exum y Keith W. Whitelam, la Sheffield Phoenix Press, que dirigió hasta su fallecimiento to. Además, en 1996 fue presidente de la Society for Old Testament Study y en 2009 de la Society of Biblical Literature.
Su larga trayectoria le valió el reconocimiento de sus colegas en la forma de Festschrift, en dos ocasiones: Reading from Right to Left: Essays on the Hebrew Bible in Honour of David J. A. Clines, editado por J. Cheryl Exum y H. G. M. Williamson en 2003, e Interested Readers: Essays on the Hebrew Bible in Honor of David J. A. Clines, editado por James K. Aitken, Jeremy M. S. Clines y Christl M. Maier, en 2013.
La obra que aquí reseñamos es el primer volumen (dedicado íntegramente a la letra alef) del The Dictionary of Classical Hebrew Revised (764 pp.). Se trata de una revisión completa del antes citado DHB, realizada por David Clines junto con el investigador asociado David M. Stec. En el año 2019 fue publicado el segundo volumen, de 895 páginas, que abarca las letras Bet-Waw.
Planificada en 8 volúmenes más un suplemento de índices y tablas de frecuencia de palabras, contendrá 5 millones de voces, lo que representa un incremento de un 25 % más que su predecesor, el DCH.
Los motivos que impulsaron al editor a emprender una nueva edición completamente revisada de una obra tan extensa y relativamente reciente están ligados a factores externos e internos, que contribuyen a conformar lo que él mismo denominaba un nuevo “clima en lexicografía hebrea” (p. 7). Entre los factores externos se cuentan: en primer lugar, la proliferación de las publicaciones relativas al desierto de Judea (desde 1993, se han publicado 31 de 40 volúmenes de la serie Discoveries in the Judean Desert). En segundo lugar, nuevos hallazgos de inscripciones y sellos con nombres propios desconocidos hasta el momento (3.000 nombres nuevos). En tercer lugar, la expansión de la literatura académica que habilita nuevas entradas y voces (3.000 voces más que en el DCH). Entre los factores internos, la posibilidad de reestructurar el interior de las voces, ofreciendo aportes novedosos, como campos semánticos, sinónimos, paralelos, biformas, variantes de nombres propios, sustantivos derivados de verbos, verbos denominativos, préstamos léxicos de otras lenguas antiguas. En suma, 100.000 adiciones y mejoras, en comparación con el DCH, enriquecen esta nueva edición.
Una de sus innovaciones principales consiste en la ampliación del alcance de lo que se comprende como “hebreo clásico” con la incorporación de voces provenientes de textos e inscripciones que, como hemos dicho, extendieron la base documental. Es parte del DCHR todo vocablo hebreo atestiguado hasta el año 200 e. c. De este modo, se pone en evidencia que hebreo clásico y hebreo bíblico no son sinónimos.
Otra de las aportaciones sobresalientes reside en la comprensión de la lengua hebrea como un “sistema sincrónico” (p. 27). En este sentido, no solo enriquece la comprensión de las palabras con la ampliación de las definiciones de cada vocablo (en comparación con el DCH), sino que hace explícitas las conexiones entre ellas mediante un estudio sintagmático y paradigmático incluido en cada una de las entradas.
El análisis sintagmático busca estudiar las relaciones del vocablo en cuestión con otras palabras en la unidad sintáctica. En el caso de los sustantivos, cada artículo da cuenta de todos los verbos que se usan con tal sustantivo como sujeto (<SUBJ>); todas las ocasiones en las que este sustantivo se usa en una oración nominal (<NOM CL>); se enlistan los verbos con los cuales se relaciona como objeto directo (<OBJ>); se mencionan las veces en que aparece en una cadena de constructos indicando incluso, si corresponde, la posición que ocupa en la misma (<CSTR>; <CSTR A>; <CSTR B>); se indican los adjetivos que lo modifican (<ADJ>) y las preposiciones con las que se utiliza (<PREP>). En el caso de los verbos, este análisis incluye todos los sustantivos que actúan como sujetos (<SUBJ>), como objetos (<OBJ>) y las preposiciones que lo rigen (<PREP>). Por último, tanto en sustantivos como en verbos, una sección llamada “Collocations” (<COLL>) contiene otras palabras que aparecen como paralelos o pares asociados del vocablo en cuestión.
El análisis paradigmático, por su parte, considera las relaciones de palabras al interior del propio campo semántico. De este modo, se enumeran sinónimos (<SYN>), antónimos (<OPP>), paralelos (<PAR>) y se hace referencia a una lista de 345 campos semánticos organizados en un sistema jerarquizado (por ejemplo, el campo 1.1.1.4 es: Objetos>Seres>Animales no humanos>Animales acuáticos). Para esto, se sigue a Reinier de Blois, Semantic Dictionary of Biblical Hebrew, con algunas adaptaciones.
La incorporación de inscripciones, sellos y hallazgos del desierto de Judea ha significado un aumento de las voces de nombres personales. En tales entradas se elencan todos los individuos atestiguados con tal nombre, en primer lugar en la BH y luego en otras fuentes extrabíblicas. En este sentido, el editor continuó la inspiración que lo llevó a presentar un paper en el encuentro anual de la SBL (2016), titulado “How Many Israelites Do We Know by Name? With a Proposal for a Hebrew Prosopography”, donde aseguraba que desde el año 2000 prácticamente se había duplicado el número de nombres conocidos. Más que constituir una simple curiosidad, este esfuerzo denota el interés de Clines, nutrido de su compromiso feminista, por sacar a la luz a personas hasta ahora desconocidas u ocultadas.
La impronta feminista de la obra se refleja, además, en la utilización de lenguaje inclusivo en la traducción inglesa. En tal sentido, no solo opta por vocablos genéricos, sino que también, en la información sobre nombres propios, ofrece datos sobre mujeres tradicionalmente desatendidas en otros diccionarios. Como ejemplifica en la introducción, mientras otros diccionarios explican el nombre de Aarón como “hijo de Amram”, el DCHR opta por agregar el nombre de su madre (“son of Amram and Jochebed”) e incluye “brother of Miriam”.
El volumen se cierra con una extensa bibliografía en la que se da cuenta de los recursos utilizados en cada una de las voces y se hace referencia a fuentes donde profundizar el estudio sobre la atestación y el significado de las palabras.
Estamos ante una obra de consulta original y sugestiva, indispensable para los centros de formación e investigación bíblica.
Andrea Hojman
Centro Salesiano de Estudios de Buenos Aires
IDAES / Universidad Nacional de San Martín (Buenos Aires)
andreahojman@gmail.com