Damián E. Correa
Pontificio Instituto Bíblico (Roma)
Seminario Diocesano (San Rafael, Argentina)
ernestocorreadamian@yahoo.com.ar
https://orcid.org/0000-0002-7264-6105
Resumen: Dt 13,2-6 presenta una breve legislación sobre el profeta/soñador apóstata caracterizada por una disposición retórica. Dado que los puntos de contacto con algunos tratados de vasallajes antiguos no son concluyentes, esta legislación no respondería a una necesidad histórica directa pre-exílica. En cambio, una referencia intertextual que explica la destrucción de Jerusalén revela una datación posterior. En este articulo discutimos la posibilidad de interpretar Dt 13,2-6 como una elaboración retórica a partir de material polémico (Jr 23,9-40) en orden a responsabilizar un tipo de profecía mántica por la catástrofe y configurar una nueva profecía para el post-exílio.
Palabras claves: Profetismo. Deuteronomio. Tratado de sucesión de Esarhaddon.Intertextualidad.
Abstract: Dt 13,2-6 presents a short legal pronouncement about the apostate prophet/dreamer characterized by its rhetorical framework. Since the points of contact with some ancient vassal treaties are inconclusive the short pronouncement does not seem to respond to a specific pre-exilic historical situation. Instead, an intertextual reference explaining the destruction of Jerusalem reveals a later dating. In this article, I discuss the possibility of interpreting this legislation as a rhetorical elaboration from polemic material (Jr 23,9-40) seeking both to accuse a type of mantic prophecy for the catastrophe, and create a new prophecy for the pot-exilic period.
Keywords: Prophetism. Deuteronomy. Esaharddon’s succession treaty. Intertextuality.
La legislación presente en Dt 13,2-6 ha sido considerada dentro del debate acerca de la verdadera y falsa profecía 1. Dicho debate se desarrolla en relación con otros pasajes bíblicos, dentro de los cuales tiene una importancia especial Dt 18,22. Sin embargo, aunque tal debate pone en evidencia el conflicto profético, no parece capaz de determinar la existencia de un criterio de discernimiento válido en el plano de las experiencias reales. Si 18,22 presenta un criterio retrospectivo que es poco útil, el criterio en base al contenido doctrinal que se puede extraer de 13,2-6 parece banal 2. En efecto, cualquier israelita que escuche la solicitación del profeta/soñador (13,3) podría advertir su directa oposición a los insistentes mandatos de Moisés (6,14; 10,18). Tal solicitación, al tiempo que sería un testimonio autoincriminatorio haría innecesario el discernimiento de su veracidad.
La banalidad en el criterio ofrecido en Dt 13,3 se suma a otros elementos que sugieren un trabajo de elaboración reflexiva. Entre estos podemos mencionar el contenido retórico 3 de la legislación. El empleo de la segunda persona 4; el uso de fórmulas que reclaman la conciencia del pueblo 5; la gran cantidad de verbos que expresan tanto la devoción a yhwh –hlk, ʿbd, dbq, yrʾ y especialmente ʾhb (ir, servir, unirse, temer y amar) 6– como el seguimiento de sus órdenes –šmʿ, šmr (escuchar, guardar)– y el uso de preguntas retóricas 7 –como podría interpretarse en el v. 4– apoyan esta caracterización.
Lundbom, por su parte, enumera dentro de los elementos retóricos presentes en el Dt, el registro de “longer phrases balanced rhythmically in parallellism” 8. Entre los vv. 2-5 de Dt 13 se puede comprobar el siguiente paralelismo antitético 9 –en el sentido semántico.
v. 3b nlkh ʾḥry ʾlhym ʾḥrym… wnʿbdm
(vayamos detrás de otros dioses… y sirvámoslos)
v. 5 ʾḥry yhwh ʾlhykm tlkw…wʾtw tʿbdw
(detrás de yhwh, vuestro Dios, iréis… y a Él serviréis)
En efecto, es posible contraponer las expresiones de los vv. 3b y 5 en varios niveles. En primer lugar, a nivel de personaje: por un lado, se caracteriza al profeta/soñador; por el otro, tenemos la voz de Moisés 10. En segundo lugar, a nivel de mensaje: de un lado se debe seguir y adorar a yhwh, del otro, a los dioses desconocidos (v. 3b). Por último, en su contexto: por un lado, la solicitación del profeta/soñador se apoya con la legitimación de los signos/prodigios (2b-3aα); por otro lado, el mandato de Moisés respecto de la fidelidad (v. 5) se apoya en la voluntad de yhwh (6,4-19; 10,12-13) 11. Este paralelismo antitético –o confrontación de lemas–, por lo tanto, no se establece simplemente entre afirmaciones aisladas. Tanto la solicitación del profeta/soñador como la invitación a la fidelidad involucran los otros versos de manera estrecha y coherente 12.
En este cuadro es posible incluir la pena de muerte para el profeta apóstata. Enormes peligros para la sociedad se seguirían de aplicarse literalmente la legislación de Dt 13. Sin la presencia de testigos y jueces (cf. 16,21-17,7; 19,15-21), el riesgo de arbitrariedades contra personas inocentes fácilmente podría alterar el orden social.
La sumatoria de elementos arriba señalados respalda la hipótesis de que nuestra legislación responde a una reelaboración cuidada. Esta posibilidad, sin embargo, entra en discusión con algunas interpretaciones directas, sea de tipo “histórico” 13 como de tipo selectivo 14. Aunque dichas interpretaciones directas parecen suficientemente apoyadas a partir de ciertos puntos de contacto con algunos tratados de vasallaje pre-exílicos, sus resultados no son concluyentes.
A pesar de las limitaciones generales en la ubicación cronológica de textos del Pentateuco 15, la legislación de Dt 13 ha sido relacionada, en varias oportunidades, con documentos extra-bíblicos. Dos tratados de vasallaje ofrecen algunos puntos de apoyo para pensar en una dependencia y, por lo tanto, en una posible datación pre-exílica.
El tratado de Arnuwandas I fue establecido entre este soberano hitita y el pueblo de Ismirika (s. xiv a. C.). A pesar de que el tratado es llamativo por vincular al rey con un pueblo 16, la parte más interesante a nuestro respecto se enmarca entre los §§9-10. Allí, las estipulaciones 17 presentan tres casos que se introducen de forma condicional con una disposición similar a Dt 13. Berman agrega a este paralelismo otros puntos de contacto 18: la lista de parientes (CTH 133 §9,23; Dt 13,7), la prohibición de ocultar al pariente culpable (CTH 133 §9,24; Dt 13,9), la pertenencia de la ciudad al soberano (CTH 133 §10,25; Dt 13,13), el mandato de destruir la ciudad y sus hombres (CTH 133 §10,26; Dt 13,16) y el ordenamiento final sobre el botín 19 (CTH 133 §10,26; Dt 13,17-18). Con diversas expresiones en otros tratados hititas 20, entre las que destacan las demandas de afecto como respuesta al favor del soberano (cf. Dt 13,6), Berman completa un cuadro que apoya la hipótesis de una dependencia hitita en Dt 13. Poco es lo que agrega Holland 21 a esta la lista de puntos de contacto. Ninguna objeción o confirmación definitiva podría presentarse respecto de Dt 13,2-6. Mientras estos versos se refieren a un profeta/soñador, en el tratado de Arnuwandas I apenas son identificables un par de palabras completas 22.
Levinson – Stackert han refutado el trabajo de Berman por múltiples motivos 23. Estos exégetas, además de señalar la dependencia confirmada de Dt 28 respecto del tratado de sucesión de Esarhaddon y de advertir sobre el posible prejuicio de una afiliación confesional de Berman, también observan que la hipótesis de influencia hitita tiene el obstáculo de la falta de contacto directo con esta cultura 24. Este cuadro cambia con respecto al mundo neo-asirio. En efecto, numerosos tratados de vasallaje han sido encontrados en esta región 25. Tales documentos, junto al importante descubrimiento del tratado de Esarhaddon en Tel Taʿyinat 26, confirman que el poderío de Asiria sobre la región quedó formalizado legalmente.
Antes del descubrimiento en Tel Taʿyinat, el tratado de Esarhaddon era conocido desde su hallazgo en Nimrud (1955) 27. Frankena, uno de los precursores en este estudio, aparte de algunas observaciones sobre la calidad del material también identificó las diversas secciones del texto 28. Nuevamente, es en la sección dedicada a las estipulaciones donde se puede pensar en puntos de contacto con Dt 13. Sin embargo, originalmente, las investigaciones solo habían notado las semejanzas con Dt 28 29.
La relación de Dt 13 con el tratado de Esarhaddon se puede apoyar en la formulación condicional, el contexto legal y diversas expresiones similares: en EST §4,57-60 se registra una expresión semejante a la fórmula canon (Dt 13,1) 30; en EST §57,502 tenemos la expresión da-bab sur-ra-a-ti, sintagma que podría reflejarse en Dt 13,6 (dbr-srh) 31; en EST §6,73-75 se encuentra una lectura similar a Dt 13,13: “if you hear any improper, unsuitable or unseemly word concerning the exercise of kingship which is unseemly and evil against Assurbanipal”; más cercana a una posible referencia en Dt 13,2.7 es la lista de los eventuales rebeldes de EST §10,116-117: “your sons, your daughters, or from the mouth of a prophet, an ecstatic, an inquirer of oracles”; finalmente, el mandato de matar al rebelde (EST §12,136-141; §22,246) y destruir sus tierras y semillas (§13,159-161; §22,255-256) también encuentran un paralelo en Dt 13 (vv. 6.10-11.16-18).
Los elementos enumerados parecen suficientes para afirmar un vínculo entre Dt 13 y el tratado de Esarhaddon. Sin embargo, no se puede precisar en qué medida. Por un lado, no se puede hablar de una traducción literal 32. Por otro lado, la hipótesis de un uso selectivo no parece segura 33.
Por su parte, el contexto histórico político no parece apoyar la posibilidad de un uso directo del tratado de Esarhaddon. Berman sostiene que la política de sometimiento neo-asiria no se ve reflejada en Dt 13 34. Tadmor, considerando la diversidad de tratados y la documentación neo-asiria referentes a Israel y Judá, afirma que no hay indicios para suponer que en el tiempo de Manases existió algún tratado de vasallaje de Judá con Asiria. La relación política Asiria-Judá era de sometimiento, correspondiente con un pacto de tipo arḏūṯu: “the royal chancellery in Jerusalem in the time of Manasseh did no possess a copy of Esarhaddon’s aḏê document, which is believed to be a possible – if not direct – prototype of the covenant formulation in Deuteronomy” 35. El descubrimiento de una copia del tratado de Esarhaddon en Tel Taʿyinat no parece contradecir esta afirmación. La situación en esa ciudad era diversa respecto a la de Jerusalén. La primera capital estaba comprendida dentro de las provincias neo-asirias 36, no así Jerusalén. Por último, los comentarios bíblicos se muestran divididos acerca de la dependencia de Dt 13 respecto del tratado de Esarhaddon 37.
Este breve análisis comparativo nos permite realizar dos observaciones. En primer lugar, estas supuestas referencias no constituyen elementos claramente identificables en el tratado de Esarhaddon. Si el legislador de Dt 13 se ha servido de estos pasajes, no lo ha hecho por su importancia intrínseca. Los tópicos señalados, fórmula canon y lista de eventuales rebeldes, son recurrentes, no solo en el tratado de Esarhaddon, sino en este tipo de legislación en general. Esto mismo vale respecto de la pena capital para el rebelde. En síntesis, no parece posible confirmar una fuente particular para la legislación de Dt 13 entre los tratados de vasallaje 38.
En segundo lugar, la precedente afirmación no impide reconocer que nuestra legislación tiene semejanzas estructurales con las estipulaciones de antiguos tratados. No es una fuente específica la que se puede identificar en nuestra legislación, sino un modelo legislativo bastante independiente 39. En efecto, entre los textos analizados podemos observar ciertos patrones comunes: la formulación condicional, la configuración repetitiva, el mandato de responder a favor del soberano ante los posibles rebeldes –sin importar si son familiares o personajes importantes– y la pena capital como recurso contra el rebelde. Este tipo de estructura, presente en las estipulaciones de tratados de vasallaje, parece conservar una asombrosa persistencia en el tiempo 40 y podría fundamentar el carácter unitario de Dt 13. Sin embargo, el empleo de una estructura antigua no significa que se deba pensar en reconstruir un Dt 13* de época pre-exílica sobre el cual se realizaron modificaciones posteriores 41. Aún si fuese posible sostener alusiones al tratado de Esarhaddon, como el caso del sintagma dbr-srh, tampoco sería necesario suponer que este fenómeno determina el contexto de Dt 13 42.
Si no es posible confirmar una ubicación pre-exílica de nuestro pasaje en base a los tratados de vasallaje, por el contrario, se pueden ofrecer, con mayor seguridad, elementos literarios 43 para una datación más acotada. Uno de los principales apoyos de esta datación lo constituye la expresión que encontramos en los vv. 3.7.14. La solicitación a la apostasía repetida en estos versos presenta la ventaja adicional de establecerse como centro temático de Dt 13 y verso clave en nuestro pasaje –como vimos en el punto 1. Aunque existe una ligera divergencia en la formulación del v. 3 presente en el TM respecto de otros testimonios, nuestro punto de partida no se ve afectado 44: la solicitación a la apostasía puesta en la boca de diversos personajes por el legislador constituye una expresión estereotipada claramente identificable 45.
Dicha expresión se puede encontrar con ligeras variantes en: Dt 8,19; 17,3; 28,14; 29,25; Jos, 23,16; Jue 2,19; 1 Sam 26,19; 1 Re 9,6//2 Cr 7,19; Jr 11,10; 13,10; 16,11; 25,6; 35,15; 44,3. Si bien Pakkala coincide con Dion en calificarla como central para la datación de nuestro pasaje, corrige la hipótesis de este último con un estudio más preciso. En efecto, Pakkala centrándose en el uso de la frase en la historiografía deuteronomista (Dt 8,19; 17,3; 28,14; Jos, 23,16; Jue 2,19; 1 Re 9,6), determina que la formulación de 13,2-19 es esencialmente post-exílica 46. Sin embargo, creemos que es posible una mayor profundización. La expresión no solo se presenta en la historiografía deuteronomista. El amplio uso de la misma por parte de Jr, especialmente en secciones de influjo deuteronomista, tiene una doble implicación. Por un lado, apoya la posibilidad de una datación más limitada 47; por otro, sugiere un contexto más cercano para la comprensión de la expresión utilizada.
Si el sentido de la dependencia intertextual puede resultar oscuro y discutido en algunos pasajes, parece claro que la solicitación a la apostasía presente en Dt 13 debe considerarse un texto dependiente. Aunque no existen markers 48 que señalen su relación explicita con un pre-texto, es posible notar elementos que muestran una elaboración reflexionada: la artificialidad de la solicitación, la falta de proceso judicial claro 49 y el perfil retórico, especialmente manifiesto en nuestra legislación, deben ser considerados. Además, la expresión estereotipada sobre la apostasía en Jr se presenta en un empleo específico, posiblemente más cercano a su elaboración directa. Sea en su denuncia 50 (Jr 11,9-12), en sus acciones simbólicas (13,1-12; 16) o en sus exhortaciones (25,1-14; 35), es el oráculo divino el que confirma 51 que el castigo de Jerusalén se debe a la apostasía del pueblo (11,10; 13,10; 16,11; 25,6 y 35,15). Sobre estos indicios es posible especular que la expresión sobre la apostasía fue elaborada como una reflexión explicativa de la catástrofe de 587 a. C. 52 Si bien se han indicado posibles sustratos para la expresión estereotipada que se reproduce en la solicitación de Dt 13,3.7.14, parece más probable suponer una dependencia respecto de Jr. De esta manera, el empleo de la expresión estandarizada de apostasía en Dt 13 sugiere que el alejamiento de yhwh promovido por algunos personajes, con el protagonismo del profeta/soñador, está vinculado a la caída de Jerusalén. Sin embargo, también esta hipótesis nos permite sugerir a Jr como un posible marco para la elaboración de nuestra legislación. En efecto, si la composición de la legislación de Dt 13 toma de Jr su expresión clave quizá también pudo encontrar su fuente de inspiración.
Un texto de Jr se presenta como un posible candidato para constituirse en sustrato de la legislación de Dt 13. La polémica contra los “falsos profetas” de Jr 23,9-40 53, como marco de nuestra legislación, había sido estudiada por Veijola 54. Este exégeta se apoyaba en la recurrencia de vocabulario y el contexto polémico. Como en Dt 13,2.4.6, el ḥlm (soñador) se pone en paralelo con el profeta (Jr 23,25-28) –en esta vinculación podemos, además, destacar tanto el lugar protagónico 55 como la valoración de los sueños 56. También la labor de estos falsos profetas queda caracterizada por términos cuyos sinónimos se encontrarían en Dt 13,2-6. Para Veijola el término šqr (mentira), presente en Jr 23,14.25.26.32, permitiría interpretar el sintagma dbr-srh de Dt 13,6 57. También el sentido del verbo ndḥ en Dt 13,6 puede observarse en la polémica de Jr 58. El contexto polémico quedaría implícito en nuestra legislación más allá de la oposición de lemas. La conjugación del verbo qwm (alzarse) en Dt 13,2 implicaría una autodesignación profética. Esta interpretación quedaría confirmada por el mandato de no escuchar a tales profetas (Jr 23,16; Dt 13,4). Pakkala se muestra favorable a la hipótesis de Veijola aunque declara que los apoyos textuales son todavía ambiguos. Esencialmente, Pakkala objeta que la causa de la polémica profética en Jr no se refiere a la apostasía 59. Sin embargo, si se complementa la polémica de Jr 23,9-40 con otras denuncias de Jeremías se podría incluir a la apostasía en este debate 60 o, también, se podría pensar que la solicitación a la apostasía resume los diversos pecados de las autoridades religiosas en tiempos críticos. Por nuestra parte podemos apoyar la vinculación entre nuestra legislación y la polémica profética de Jr 23,9-40, observando una secuencia similar en la progresión de la apostasía/idolatría. La responsabilidad familiar (Jr 23,34; Dt 13,7-12) parece formar parte de un proceso que comienza por los falsos profetas y culmina con el castigo de la ciudad (Jr 23,39; Dt 13,13-19).
La hipótesis sobre el uso de la polémica de Jr contra los falsos profetas (23,9-40) como fuente para la elaborada legislación de Dt 13,2-6 puede encontrar un respaldo indirecto desde un análisis diacrónico de la profecía antigua. Por un lado, el estudio comparativo de este fenómeno se presenta más cercano al cuadro que refleja la polémica de Jr 23,9-40. Nissinen sostiene que la profecía pre-exílica en Israel no era diversa de la ejercida en otros sitios del Cercano Oriente antiguo: “the prophets proclaim their oracles in temples; they belong to temple communities; the advocate ritual practices and sometimes take part in them; temple officials inform the king about their sayings” 61. Aunque se puede señalar la existencia de jerarquías 62 y diversidad de actividades, era habitual el solapamiento de las tareas 63. Ez 13,1-16 y Jr 27,1-11 parecen reflejar cómo estas tensiones se agudizan en momentos críticos, incluso con grupos de adivinos ligados a la corte real. En síntesis, si bien es difícil precisar cuál era la verdadera fisonomía de la profecía bíblica en sus orígenes parece que el conflicto político y religioso era común. El profeta/soñador denunciado en Jr 23,9-40 nos refleja un modo de profecía que está lejos de una práctica “ortodoxa” 64. Por otro lado, el fenómeno profético de Israel ha sufrido especialmente de reelaboraciones 65. Un ejemplo de relectura del material profético la constituye la misma expresión estereotipada de apostasía ya estudiada. El uso preciso de la expresión sugiere un trabajo post-exílico en el libro de Jr. La presencia de esta expresión en nuestra legislación nos permite relacionar también al legislador de Dt 13 a este cuadro 66. En este panorama, parece seguro asumir que existieron vínculos entre Jr y Dt debidos a la actuación de una corriente redaccional post-exílica 67. En síntesis, el texto de polémica profética de Jr 23,9-40 y la reflexión sobre la caída de Jerusalén –expresión estereotipada de apostasía– parecen confluir en la elaboración de Dt 13,2-6.
Finalmente, nuestra hipótesis de datación para Dt 13,2-6 podría también sostenerse desde la dinámica de oposición observada en el punto 1. La legislación no solo establece una acusación al tipo de profecía vinculada a la caída de Jerusalén, también señala el camino seguro conforme a la enseñanza de Moisés. En esta respuesta sería posible buscar el contexto para la elaboración de nuestra legislación.
Si tenemos en cuenta que la actividad profética bíblica antigua seguía patrones similares a los presentes en el Cercano Oriente antiguo, podemos suponer que la pérdida de su referencia posibilitó la reconfiguración de su perfil 68. Después de la experiencia traumática de 587 a. C., el profetismo antiguo, intermediario con la divinidad, afiliado al templo, al servicio del rey, pierde sentido. Círculos escribales constituidos en líderes de la comunidad, especialmente después del exilio, habría impreso en su trabajo características de interés 69. Aunque la identificación de los puntos exactos en la reconfiguración profética es una cuestión compleja 70, parece seguro asumir que se desarrolló una subordinación de la actividad respecto de la Torá de Moisés 71. En efecto, la profecía se identificará más adelante con el estudio consciente de la palabra de yhwh escrita 72.
El contexto escribal post-exílico no solo permite suponer la reinterpretación de la profecía, sino que posibilita suponer la presencia de material escrito disponible para este trabajo 73. En este sentido, es probable que la reconfiguración del perfil profético, como parte del proceso literario, hubiese sido desarrollado durante la época aqueménida 74. Las posibles alusiones de Dt 13 a tratados de vasallaje antiguos podrían contextualizarse en este periodo.
Vinculada a la interpretación no-literal de legislación, existe una posibilidad que se descarta en nuestra hipótesis. En efecto, no se considera probable que la hostilidad profética de Dt 13,2-6 responda a una polémica real post-exílica. Aunque no se debe desconocer que la actividad profética parece continuar en este periodo (cf. Za 13,2-6; Ez 13; Nm 6,10-14), no se puede ofrecer un panorama coherente de la situación 75. A nuestro entender, la dependencia de la expresión estereotipada de apostasía es determinante. La oposición a los profetas apóstatas en Dt 13,2-6 respondería a una reflexión elaborada sin exigencias históricas inmediatas, a una polémica retórica. Esta legislación, tomando como marco literario Jr 23,9-40 76, habría identificado a un tipo de profecía como responsable de la difusión de la apostasía, causa de la caída de la ciudad y del exilio.
En este contexto, la legislación elaborada no solo se opondría a la profecía antigua vinculada a los sueños –mántica–, también establecería un nuevo modelo: de ahora en más todo quedará subordinado a la Torá de Moisés 77. La única profecía permitida será la que vaya en línea con este programa. El resto se deberá evitar 78. El Dt será, por lo tanto, el criterio de autoridad. La palabra de yhwh no dependerá de la revelación mediante la profecía mántica, la palabra de yhwh ya está revelada en el Dt. Si la profecía quiere sobrevivir se deberá subordinar a la Torá de Moisés 79.
De esta manera es posible confirmar que el Dt es un libro de transition 80. No solo por el marco geográfico que se presenta en la exposición inicial (Dt 1,1-5) sino, porque desde el punto de vista hermenéutico, se establece como un punto nodal: el Dt explica el pasado y proyecta el futuro 81.
Este análisis realizado nos permite volver a la retórica de nuestra legislación para una observación final. En su paralelismo antitético (vv. 3.5), la presencia del par ʿbd – hlk (servir – ir) resulta central 82. Sin embargo, la presencia de estas raíces verbales en la proposición aseverativa/causal (v. 6) también extiende el paralelismo antitético. Si la exhortación de Moisés en el v. 5 puede encontrar una base “histórica” en el v. 6, el lema de los profetas/soñadores reclamaría también una referencia tangible como etapa final del alejamiento (ndḥ). Si los profetas/soñadores producen el alejamiento del camino de la ley de yhwh, la vuelta a una tierra servidumbre 83 sería la consecuencia lógica.
Como hemos visto, la legislación profética de Dt 13,2-6 está estructurada retóricamente en una dinámica de oposición. Para esta elaboración, el legislador habría empleado una frase estereotipada post-exílica presente en Jr. De esta forma, la oposición al profeta/soñador se fundaría sobre la promoción de la apostasía antes de la caída de Jerusalén y se podría sugerir la polémica de Jr 23,9-40 como fuente de inspiración. Sin embargo, nuestra legislación no se limitaría a la denuncia sobre las causales de la catástrofe. La respuesta a este tipo de profecía mántica se encuentra en la profecía sujeta a la Torá.
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[recibido: 15/04/20 – aceptado: 31/07/20]
1 Entre otros cf. Crenshaw, Prophetic Conflict; Sanders, “True and False Prophecy”; Coggins, “Profecy”; Moberly, Prophecy and Discernment; Basta – Bovati, “Per mezzo dei profeti”, esp. 111-137
2 Crenshaw piensa que el profeta apóstata se podía seguir llamando a sí mismo devoto de yhwh, de esta manera superaría la banalidad del criterio. Cf. Crenshaw, Prophetic Conflict, 55. Sanders supone que el verdadero profeta se podría reconocer en su mensaje universalista: Dios es Dios para los enemigos. Contribuir al politeísmo sería signo de falsa profecía. Cf. Sanders, “True and False Prophecy”, 21-41.
3 Existe un amplio consenso acerca del carácter retórico de la legislación. Entre otros cf. Brueggeman, Deuteronomy, 150; Nelson, Deuteronomy, 166. Estos exégetas, sin embargo, no se detienen en una identificación precisa para apoyar esta valoración. Algunos de estos elementos se pueden encontrar en el código del Deuteronomio o a nivel general. Cf. Markl, “Deuteronomy”, 148; Lundbom, Deuteronomy, 21. Véase también Markl, “Rhetorical Devices”.
4 En nuestro pasaje dicha conjugación es la más recurrente (vv. 3-5). La pena capital del profeta/soñador (v. 6) en tercera persona (ywmt, deberá morir) es una excepción que en cierta medida responde tanto a la topicalización del sujeto como a la forma de la prótasis.
5 Véase, por ejemplo, “la fórmula de Egipto” en el v. 5
6 Particularmente reconocido por Nelson. Cf. Nelson, Deuteronomy, 169. Los verbos señalados se presentan en los vv. 4-5.
7 Aunque es gramaticalmente posible la interpretación de la pregunta en un sentido indirecto (como es habitual en las traducciones), también deberíamos tener presente la indicación de Gesenius: “the distinction between direct and indirect questions cannot have been recognized by the Hebrew mind to the same extent as it is in Latin or English”. Gesenius, Grammar, 475, n. 2. De esta forma, tendríamos una pregunta retórica (v. 4) que funcionaría como una exhortación, como una invitación a la elección de yhwh.
8 Lundbom, Deuteronomy, 21. Meynet sostiene que la binarietà es la principal característica de la retórica bíblica. Cf. Meynet, Trattato, 13.
9 Cf. Alonso Schökel, Manuale di poetica, 69-70. Pakkala lo llama Chiasmus. Cf. Pakkala, literar, 128.
10 En este sentido, la mención de los prodigios y signos en Dt 13,2-3 podría acentuar la oposición con la figura profética de Moisés (cf. 34,10-11). El profeta/soñador sería un anti-Moisés.
11 Barstad sostiene: “the contents of Deuteronomy comprise yhwh’s laws and statutes. The content of Deuteronomy is accordingly being awarded authority superior to that of the prophets. In consequence of this, if in the future there should arise any disagreement… then it is Deuteronomy that represent the revealed word of yhwh, and not the prophet in question”. Barstad, “The Understanding”, 241.
12 Si bien se puede reconocer elementos de fractura que podrían sugerir capas de composición, estos quedan subsumidos en la dinámica del pasaje. Además, el criterio del Numeruswechsel no es autosuficiente. Cf. Pakkala, Intolerant Monolatry, 25. A nuestro juicio solo los vv. 2b-3aα y 4b podrían responder a una elaboración posterior.
13 Dion mantiene esta hipótesis datando la legislación en el programa de reforma bajo Josías. Cf. Dion, “Deuteronomy 13”, 204-205.
14 Podemos incluir a Otto y Levinson en este grupo. Estos autores apoyan esta interpretación en el uso selectivo de la fuente. Cf. Levinson, “Canon Formula”, 341; Otto, Deuteronomium 12, 1255.
15 Cf. Römer, “How to Date”.
16 La mayoría de los tratados hititas se realizan entre dos reyes. Cf. Beckman, Hittite, 14.
17 El esquema de división observado por Altman en 19 “subordination treaties” comprende: preámbulo, prólogo histórico, sección de estipulaciones, “tablet clause”, lista de dioses testigos y sección de bendiciones y maldiciones. Cf. Altman, “How Many Treaty”, 26-27.
18 Cf. Berman, “Hittite Provenance”, 30-38.
19 El exégeta advierte acertadamente de un contraste en este punto. Cf. Ib., 32.
20 Berman destaca testimonios de un verbo con el mismo campo semántico que šʾl (preguntar/pedir) –Dt 13,15– y otras expresiones similares a Dt 13,2.7.14. Cf. Ib., 37. Otro elemento importante lo constituye la actitud del soberano: “In the Hittite treaties, expressions of affection from the sovereign to the vassal complement the demand that the vassal show love and devotion toward the Hittite sovereign”. Ib., 34.
21 Cf. Holland, “Commonalities”, 157.
22 El adjetivo “fugitivo” (CTH 133 §7,14.16; §8,17) y el verbo “proteger” (CTH 133 §8,19-20) no ofrecen una prueba contraria ni tampoco favorable para sostener una correspondencia con Dt 13,2-6.
23 Cf. Levinson – Stackert, “Between”, 133-136.
24 Ib., 135. Zehnder, después de un estudio comparativo, establece que se puede hablar de una raíz hitita en la tradición de los tratados de vasallaje. Cf. Zehnder, “Building (Part 2)”, 534-535. Sobre EST y su influjo en textos hititas véase. Cf. Otto, Deuteronomium 12, 1241-1253.
25 “A recent catalogue of all known cuneiform inscriptions from the southern Levant (Canaan, Palestine/Philistia, and the land of Israel) accounts fifteen from the (Neo-) Assyrian period”. Crouch, Israel and the Assyrians, 154.
26 Cf. Lauinger, “Preliminary Thoughts”; Lauinger, “Esarhaddon’s”; Harrison – Osborne, “Building XVI”; Steymans, “Tell Tayinat”.
27 Cf. Parpola – Watanabe, Neo-Assyrian Treaties, xlviii. En adelante se indicará el tratado de Esarhaddon según esta edición mediante la sigla EST.
28 Cf. Frankena, “Esarhaddon”, 123. De modo parecido, aunque más complejo también, Kitchen – Lawrence identifican las mismas secciones. Cf. Kitchen – Lawrence, Treaty, 1002.
29 Cf. Levinson – Stackert, “Between”, 132. En efecto, Frankena sostenía: “it seems clear to me that the compiler of Deut. xxviii 20-57 must have made use of a curse text similar to the first curse section of the vassal-treaties”. Frankena, “Esarhaddon”, 146.
30 Dicha expresión se encuentra enmarcada en una serie de mandatos sobre la fidelidad a la corona, en una sección previa a las estipulaciones (EST §4,4-§5,72). Véase Levinson, “Canon Formula”.
31 Una atención especial merece el sintagma dbr-srh de Dt 13,6, hapax en Dt. A pesar de las dificultades en su interpretación parece claro que se debería leer como “rebelión” (cf. 21,18). En efecto, Clines supone que Dt 13,6 (srh) y 21,18 (srr) están relacionados. Cf. Clines, DCH VI, 196, 201. Además, la lectura del Tárgum Onqelos y Pseudo Jonatan apoyan esta interpretación. El sentido de la expresión dbr-srh, junto a su rareza, puede apoyar una dependencia respecto del tratado de Esarhaddon (EST §57,502). Mientras que Crouch sostiene que esta expresión no ofrece base de apoyo (cf. Crouch, Israel and the Assyrians, 145), Otto, por su parte, la asume como evidencia de dependencia. Cf. Otto, Deuteronomium 12, 1224.
32 En efecto, aunque Dt 13,2 podría ser una referencia a EST §10,116: “from the mouth of a prophet”, faltan las menciones de la línea siguiente: “an ecstatic, an inquirer of oracles”. Tampoco la fórmula canon de Dt 13,1 se puede considerar una traducción servil del tratado de Esarhaddon (EST §4,58). Además del cambio de secuencia en el orden, la fórmula en Dt se expresa en primera persona, mientras que en tratado de Esarhaddon en tercera persona.
33 Respecto a la fórmula canon (EST §4,58) estudiada por Levinson, debemos decir que esta pertenece a una serie de 15 mandatos que exhortan a mantener la fidelidad a Esarhaddon y a su sucesor. Más importante a nivel literario, y más elaborada, es una fórmula canon que se encuentra entre las estipulaciones y las maldiciones (§35,397-409). Ver también Zehnder, “Building (Part 1)”, 356. Por su parte, Otto debe justificar su posición de uso selectivo sobre la base de una anomalía en el supuesto sistema procesal penal vigente poco antes del exílio. Otto, Deuteronomium 12, 1255. Para su hipótesis sobre el desarrollo del sistema penal véase Otto, “Gesellschaftsstruktur”.
34 Cf. Berman, “Hittite Provenance”, 38.
35 Tadmor, “Treaty”, 151.
36 Cf. Crouch, Israel and the Assyrians, 148.
37 Dos menciones bastan de ejemplo. Nelson considera que es muy probable una imitación deliberada. Cf. Nelson, Deuteronomy, 168. Craigie, por el contrario, a pesar de que se muestra favorable de la dependencia del Dt respecto de tratados antiguos, cree que es inadecuado pensar que este tratado neo-asirio pueda calificarse como una verdadera fuente de Dt 13. Cf. Craigie, Deuteronomy, 227.
38 Ver Zehnder, “Building (Part 2)”, 511-522; Pakkala, “Der literar-”; Holland, “Commonalities”.
39 Tal hipótesis no es improbable y puede ser respaldada por algunos exégetas: “It may be concluded that the skeleton of Dt 13 accords with the general structure of one part of the vassal treaties and loyalty oaths”. Pakkala, Intolerant Monolatry, 55. Incluimos también a Craigie y Morrow. Cf. Craigie, Deuteronomy, 9. “I maintain that, however the laws of Deuteronomy 12-26 might be reconstructed, any putative older form must reflect the composition of Deuteronomy as a treaty document”. Morrow, “Mesopotamian Treaties”, 114.
40 Cf. Ib., 114-117.
41 En este sentido, seguimos la línea de Pakkala quien sostiene que la capa más antigua de Dt 13 corresponde a una época posterior a 587 a. C., aun reconociendo que en este capítulo se presenta una estructura según modelos más antiguos. Cf. Pakkala, Intolerant Monolatry, 50.
42 En todo caso esta posible alusión establece un terminus a quo.
43 “In view of the dtr character of the all-important phrases… it seems logical to conclude that Deut. 13.2-18 in its entirety is a dtr composition”. Dion, “Deuteronomy 13”, 190.
44 La coincidencia de la LXX y 11QTa contra la lectura del TM en el v. 3 parece concluyente. Probablemente la modificación en el TM se debe al interés de una mayor cercanía mimética con la expresión de apostasía. Dt 8,19; 28,14; Jue 2,19; Jr 11,10; 13,10; 16,11; 25,6 y 35,15 presentan la raíz ʿbd después de hlk ʾḥry ʾlhym ʾḥrym (ir detrás de otros dioses + servir).
45 La expresión estereotipada, de hlk ʾḥry ʾlhym ʾḥrym + ʿbd (ir detrás de otros dioses + servir), se reconoce como característica de la literatura deuteronomista (cf. Driver, Commentary, 95; Dion, “Deuteronomy 13”, 191). Levinson establece que la expresión “is technically formulated” (Levinson, Deuteronomy, 104) y apoya la hipótesis de Weinfeld quien habla de una conflación de dos fórmulas presentes en tratados antiguos (cf. Weinfeld, Deuteronomy, 320). Otto, por su parte, piensa que la expresión hlk ʾḥry ʾlhym ʾḥrym (ir detrás de otros dioses) encuentra su origen en la ley matrimonial bíblica y su empleo aquí pretende señalar una relación de lealtad. Cf. Otto, Deuteronomium 12, 1240-1241.
46 Según Dion, el deuteronomista (dtr) no es necesariamente posterior al exilio. Cf. Dion, “Deuteronomy 13”, 192.196. Pakkala sostiene que es “nomist or late-dtr”, por lo tanto, post-exilico. Cf. Pakkala, Intolerant Monolatry, 36.
47 Aunque Römer sostiene una primera redacción dtr de Jr en 7–35, considera al dtr como exílico. Cf. Römer, “Jeremiah”, 197. Menos favorable a un grupo dtr redactor en Jr es Kugler. Cf. Kugler, “Latter Prophets”, 144.
48 Para algunos principios generales que guían el estudio de la intertextualidad cf. Fischer, Conoscere la Bibbia, 82-85 e Invernizzi, Dalla diacronia redazionale, 112-117.
49 La pena de muerte no siempre tiene una interpretación literal. Cf. Morrow, Introduction, 150-152. En este contexto debemos tener presente la advertencia de Barrett a la hora de resolver este tópico: Dt 13 “it is a lightning rod for modern condemnation of OT ethics”. Barrett, Disloyalty, 129. La interpretación voluntarista de L’Hour no puede ofrecerse hoy en día. Cf. L’Hour, “Une législation”, 27. Otto ve una anomalía en este tópico y la interpreta como un uso selectivo del tratado de Esarhaddon. De este modo, no plantea la aplicabilidad de la pena de muerte sino la función teológica de la ficción legal. Otto, Deuteronomium 12, 1255-1256.
50 Para la división de las unidades siguientes se ha seguido la propuesta de Schökel – Sicre. Cf. Schökel – Sicre, Profetas I.
51 Aunque dicha expresión puede cambiar de modalidad siempre tiene como sujeto a yhwh.
52 El uso de la fórmula fuera de Jr parece presuponer este contexto. Dt 8,19; 28,14; 29,25, Jos 23,16 y 1 Re 9,6//2 Cr 7,19 se presentan como causas condicionales en profecías de catástrofes (ex eventu).
53 La fórmula de introducción lnbʾym (para los profetas) manifiesta uno de los primeros pasos en la literatura profética: la colección. Cf. Sicre, profetismo bíblico, 272. Para Nissinen el tono polémico contra los falsos profetas permite conocer la realidad del profetismo antiguo. Cf. Nissinen, Ancient Prophecy, 151. Con respecto a la expresión “falsos profetas” seguimos la calificación presente en el texto griego de Jr: ψευδοπροφῆται (33,7.8.11.16; 34,9; 36,1.8). En el TM se califica el mensaje del profeta, no la persona. Según Crenshaw esta diferencia manifestaría el intento de simplificación por parte LXX. Cf. Crenshaw, Prophetic Conflict, 46-47.
54 Cf. Veijola, “Wharheit”, 297-298.
55 En Dt 13 es posible hablar de una progresión en el nivel de ejecución de la apostasía donde el profeta apostata tiene un rol principal. Nelson sostiene otra interpretación. Cf. Nelson, Deuteronomy, 167.
56 Mientras que los sueños, como medio de comunicación de los designios divinos, generalmente, se valoran de forma positiva (Gn 28,12; 37,5-10; 40-41; Jue 7,13; Dn 2; Jl 3,1), después del exilio comienzan a caer en descrédito (Za 10,2; Qo 5,2.6; Sir 34,1-8). Jr 23,9-40 se ubicaría en los comienzos de esta sospecha.
57 Aunque hemos dado nuestra interpretación en la nota 31 no se debe desconocer que este sintagma también aparece en Jr 29,32 en un contexto más directo de polémica profética.
58 En Jr 23,9-40, la acción de los falsos profetas (idólatras y mentirosos) se expresa en los vv. 13.32 mediante el término tʿh (extraviar). Según la traducción de la Peshitta y el Tárgum Pseudo-Jonatan, dicho verbo (tʿh) comparte el campo semántico con el verbo ndḥ, usado en Dt 13,6. Otto, sin embargo, considera que el sentido bo ndḥ se establece en el marco de una formulación que sigue el derecho matrimonial hebreo. Así, el trasfondo de lealtad del tratado neo-asirio quedaría reformulado bíblicamente. Cf. Otto, Deuteronomuim 12, 1224-1125.
59 En efecto, Pakkala entiende que la polémica con los profetas de Jerusalén es moral y política. Cf. Pakkala, Intolerant Monolatry, 48. En un artículo posterior mantiene su hipótesis de una datación post-exílica para Dt 13 sin indicar la polémica profética de Jr 23,9-40. Sin embargo, sostiene que el sintagma ḥ(w)lm (h)ḥlwm (soñador de sueño) de Dt 13,2.4.6 reflejaría la fuente de la legislación. Cf. Pakkala, “literar”, 132-133.
60 Por un lado, el conflicto profético presente en Jr testimonia claramente la presencia de prácticas proféticas reprobables en Judá (Jr 14,14; 27,8-9; 29,8). Por otro lado, aunque el uso de la raíz nʾp (cometer adulterio) en 23,10 constituye probablemente un reproche moral contra algunos profetas de Jerusalén (29,21-23), no se debe desconocer que en otros pasajes tiene un claro sentido religioso (3,8-9; 5,7). Véase también Fischer, Jeremia, 691. Finalmente, como hemos visto, no se puede negar la existencia de práctica idolátrica en Jerusalén (8,1-2; 32,35; 44,2-3). Sería más prudente señalar varias acusaciones sobre los profetas de Jerusalén. Cf. Ib., 711.
61 Nissinen, Ancient Prophecy, 222.
62 Huffmon, “Prophets”, 52-53.
63 Se ha estudiado la diferencia entre términos que parecen sinónimos: ḥzh (vidente), rʾh (vidente) y nbyʾ (profeta). Sin embargo, si en otras culturas más desarrolladas se observa cierto solapamiento de funciones proféticas, con más razón en el Israel pre-exílico. Se podría incluir en tal conjunto al qsm (adivino) (Jr 14,14; 27,9-10; Ez 13,6-7; Mi 3,5-7).
64 Es sugerente un texto de Mari que incluye dentro de un particular grupo de profecía mántica (muḫḫûm) a la adivinación mediante sueños. Cf. Gordon, “Prophecy”, 70. En efecto, la profecía mántica estaría más difundida antes del exílio. Cf. Nissinen, Ancient Prophecy, 189; Jeffers, Magic, 92.139.
65 Cf. Sicre, Profetismo bíblico, 137-148; Nissinen, Ancient Prophecy, 166-167.
66 Aunque, en general, se reconoce la existencia de puntos de contacto entre Jr y Dt, muchas veces la dirección de la dependencia es materia discutida. Como ejemplo de la dificultad de establecer la relación entre Dt y Jr podemos mencionar la opinión de Nicholson y Hibbard acerca de un mismo pasaje. Nicholson sostiene la dependencia de Dt 18,9-22 respecto de la vocación Jeremías. La elaboración habría sido hecha durante el exilio o inmediatamente después. Cf. Nicholson, “Deuteronomy 18”, 166. Contrariamente, Hibbard considera que Dt 18,15-22 está criticado en Jr 18,26; 28. Cf. Hibbard, “True and False Prophecy”, 339-358.
67 Otto nota el debate post-exílico entre la escuela sacerdotal del Pentateuco y Jr, en especial acerca de la mediación de la revelación (Torá – profecía). Este debate habría posibilitado influencia reciproca. Cf. Otto, “Scribal Scholarship”, 184. Barstad afirma que el movimiento deuteronomista, ubicado durante y después del exilio, está vinculado a los revisores de textos proféticos: mismas técnicas y material común. Cf. Barstad, “The Understanding”, 250-251.
68 En menor escala también podemos observar este fenómeno de relectura profética en textos narrativos de Asiria, Grecia y el levante. Cf. Nissinen, Ancient Prophecy, 332.
69 Si el legislador de Dt 13,2-6 se basó en la polémica profética de Jr 23,9-40 habría disimulado el reproche a la clase sacerdotal (Jr 23,11.34). Este aspecto podría develar cierta afiliación.
70 Achenbach considera que comenzó con Esdras, en cierta oposición con la línea sacerdotal. Cf. Achenbach, “Pentateuch and the Latter Prophets”, 440-441.445. Para Nissinen, los escribas se autopercibieron en la línea de Moisés. Cf. Nissinen, Ancient Prophecy, 352.455.
71 Cf. Achenbach, “The Pentateuch, the Prophets”, 280. “As prophecy became more and more equated with the study and interpretation of the Scriptures, this became a spirit-driven enterprise”. Nissinen, Ancient Prophecy, 189. Los escribas se autopercibieron en la línea de Moisés. Cf. Ib., 352.455.
72 Es posible comprobar que este fue el perfil que se impuso a la profecía bajo la redacción de la literatura profética y que sobrevivió hasta la época rabínica. Cf. Carbajosa, la exégesis, 81.
73 El archivo de material sensible en la época aqueménida no solo contendría registros proféticos, sino también material diplomático, como tratados de vasallaje, registros de reyes, acuerdos comerciales, etc. Cf. Ska, “History writing”, 151.
74 Cf. Nissinen, Ancient Prophecy, 31.
75 Blenkinsopp sostiene que la oposición refleja un debate entre el clero y algunos profetas locales irreductibles al margen del control. Cf Blenkinsopp, “The Social Roles”, 43.56. Nissinen y Pakkala consideran un clima de enfrentamiento de tipo religioso cuyo centro era la monolatría exclusiva. Cf. Nissinen, “The Dubious”, 29. Cf. Pakkala, Intolerant Monolatry, 50. Es difícil suponer cómo una actividad profética tan marginal en ese periodo pueda haber sido una amenaza para justificar la legislación.
76 A pesar de estas similitudes es necesario señalar algunas diferencias. En primer lugar, Jr 23,9-40 incluye en el reproche no solo a los profetas idólatras y los soñadores (Dt 13,2.4.6). Los sacerdotes (23,11.34) y los profetas mentirosos (23,14. 25-26) también están incorporados en la denuncia. En segundo lugar, si bien se anuncia un castigo contra los falsos profetas (23,29), no es evidente que corresponde a la pena capital como en Dt 13,6.
77 La legislación en el v. 5 sigue expresiones ya presentes anteriormente en el Dt (6,14; 10,12-13).
78 Jeppesen no considera que la legislación del Dt respecto a los profetas sea hostil. Sin embargo, Jeppesen parece entender que la hostilidad solo se aplica a un contexto de oposición real. En la siguiente afirmación parece conceder una oposición de tipo retórica con la que estaríamos de acuerdo: “[the texts in Deuteronomy about false prophecy] are part of the analysis of what led to the historical catastrophe in the past; however, in practice they limited the possibility of the future prophecy”. Jeppesen, “Deuteronomy Hostile”, 255-256.
79 “The prophet who is announced in Deuteronomy 18:18 is not identical to the arch-prophet Moses in Deuteronomy 34:10–12, whom God knew face-to-face, but will only be a prophet like Moses. This means that he will do what Moses did, preaching for application by interpreting the Torah”. E. Otto, “Torah and Prophecy”, 3. Dicha subordinación, según Otto, sería contestada por la redacción de Jr 31,31-34. Cf. Otto, “Scribal Scholarship”, 178-179.
80 “Das Deuteronomium begreift sich als prophetisches Testament ‘zwischen den Zeiten’, das nach überwundener Not die ‘Beschneidung der Herzen’ erwartet, so Dtn 30”. Otto, Deuteronomium 1, 15. Cf. Markl, “Deuteronomy”, 147.
81 Markl explora el potencial que la ley del rey (Dt 17,14-20) tiene como etiología histórica y como programa político. Cf. Markl, “Historicized Etiology”.
82 Véase nota al pie 44. Es posible sostener que la formulación “original” destacaba la cercanía de estos verbos en Dt 13,3.5. Respecto del v. 5 los principales testimonios no siguen un orden similar (TM, LXX). Dos manuscritos al mar muerto son concordes al inicio (11QTa y 1QDeuta) confirmando este par ʿbd – hlkʾ. Este fenómeno puede ser comprendido entre el grupo “words-pairs”. Cf. Meynet, Trattato, 15.
83 En el v. 6 el uso de la raíz verbal ʿbd es empleada con otro significado. Allí, se denota un sentido negativo que se traduce generalmente como “esclavitud”.